La mirada y la interpretación de Oscar Andrés De Masi, arqueógrafo

lunes, 29 de agosto de 2016

EL SINGULAR CASO DE UN ESCULTOR DE BUENOS AIRES, CONDENADO POR LA INQUISICIÓN


Por Oscar Andrés De Masi
Especial para http://viajealasestatuas.blogspot.com.ar
Agosto 2016

Voy a relatarles una historia bien singular que ocurrió en la Buenos Aires colonial (y habrá esparcido su resonancia por entonces) y que tiene como protagonista a uno de los primeros escultores-imagineros que hubo en esta ciudad. La consignó Lafuente Machain en su conocida obra Buenos Aires en el siglo XVII, que publicó Emecé allá por 1944*. La rareza del caso estriba en su protagonista y en haber sido uno de las escasas condenas que decretó el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición sobre un vecino de Buenos Aires.

La cosa fue así: Manuel de Coyto era un portugués, nacido en 1637 en San Miguel de Barreros, cerca de Oporto. No sabemos en qué circunstancias llegó a Buenos Aires, pero por aquella época venían de Portugal numerosos artesanos, principalmente imagineros, plateros y herreros. Al parecer, su nombre se hizo conocido por haber ejecutado la imagen del Cristo de Buenos Aires que el gobernador Martínez de Salazar donó, en 1671, a la Catedral reconstruida, para una capilla anexa a cargo de la Hermandad del Santo Cristo que allí estableció. Se atribuyó a esta imagen (que fue varias veces restaurada, que todavía existe en la Catedral metropolitana y que Ribera y Schenone calificaron como obra de mérito subido)** el milagro de haber detenido una inundación a finales del siglo XVIII. También se menciona como obra de nuestro escultor, una imagen de San Miguel (de bulto y tamaño natural) que había estado en el Fuerte, sobre la portada principal. Debió haber realizado otras imágenes, pero poco o nada sabemos de ellas.

¿Cómo se originó su proceso ante la Inquisición? Como ocurrió en otros casos y ante otros tribunales porteños, fue por la denuncia de una mestiza del servicio de su casa (lo cual nos recuerda el juicio tajante del ex gobernador Rodriguez de Valdez y La Vanda en cuanto a que, si los criollos eran poco confiables para los españoles, los "mulatos" no lo eran en absoluto…). Al parecer, la mestiza era manceba del escultor; y vaya a saber qué desaires de alcoba habrán motivado la delación. El acusado fue apresado, presumiblemente engrillado, y su proceso, que comenzó el 30 de junio de 1672, se prolongó por cinco años, durante los cuales el reo padeció cárcel y tormento. El tormento era entonces un medio procesal admitido para obtener una confesión del acusado.

¿De qué se lo acusaba? De haber blasfemado contra Dios durante una enfermedad… ¿Quizás la fiebre o el padecimiento de su dolencia pudo haberle  arrancado alguna blasfemia? No lo sabemos, aunque ése fue el principal y previsible argumento (y tal vez el único disponible)  de su defensa: dijo que, desesperado por los terribles dolores que le causaba la enfermedad, no recordaba muy bien lo que había dicho, y que aquellos sufrimientos le hicieron perder la noción de sus palabras…

Lo cierto es que el reo, aún puesto en tormento, negó su culpabilidad, con la salvedad de su estado febril, y siempre sostuvo ser "cristiano viejo de padre y madre".

El escultor fue finalmente condenado a presentarse en acto público en la capilla del Tribunal, para oír misa y escuchar la lectura de su sentencia: debía abjurar de sus faltas y recibir 200 azotes por las calles de la ciudad, y padecer destierro por el término de cuatro años en el presidio de Valdivia. Bastante severa, pues, la condena.

El pobre Manuel de Coyto habrá marchado rumbo a su prisión. ¿Regresó alguna vez a Buenos Aires? No lo sabemos y sospechamos que no. Tampoco sabemos qué obras realizó luego, ni donde pasó el resto de su vida, hasta su muerte.

El rigor del Santo Oficio porteño, en este caso, parece excesivo. Especialmente, tratándose de uno de los pocos imagineros competentes que residiría en aquella Buenos Aires tan escasa de artistas. ¿Hubo, tal vez, envidias contra él que hayan derivado en su juicio y su sentencia? No deberíamos descartarlo. Las rivalidades entre artesanos de aquella época, y la parcialidad que en ellas podían asumir las autoridades eclesiásticas o los magistrados reales, es un capítulo de nuestra temprana historia del arte, que está, todavía, por escribirse. También ha de ponerse en la balanza la hostilidad que, con frecuencia, existía hacia los portugueses y la sospecha persistente de ser "cristianos nuevos". En cualquier caso, suprimido Manuel de Coyto del medio porteño por los varios años que duró su proceso y su remota condena, otros artistas  llenarían la vacante, al ser favorecidos con encomiendas de imaginería…

Cuando en tu viaje a las estatuas visites, en la Catedral metropolitana, el Santo Cristo de Buenos Aires, te vas a acordar de la suerte que corrió su autor.


Notas de mi fichero de "antigüedades coloniales porteñas":

*También puede leerse en José Toribio Medina, El Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en las provincias del Plata, Buenos Aires, 1945. Curiosamente, nada dicen de este proceso Ribera y Schenone en El Arte de la imaginería en el Río de la Plata.

**Ribera A.L. y Schenone H: El Arte de la imaginería en el Río de la Plata, Bs.As.IAA, 1948, p.81
Para más datos, ver José Torre Revello, La Catedral, ANBA, Buenos Aires, 1947;  y Ernesto Luis Olivier, El Cristo de Buenos Aires, en revista Archivum de la JHEA, 1944.



viernes, 19 de agosto de 2016

EL BLOG VIAJE A LAS ESTATUAS PROPUSO LA DECLARATORIA NACIONAL DE UN MONUMENTO SANISIDRENSE: EL ÁGUILA DEL CENTENARIO EN MARTÍNEZ


Postal de época. 
Gentileza Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal de San Isidro"Dr. Horacio Beccar Varela"



Por Oscar Andrés De Masi
Para http://viajealasestatuas.blogspot.com.ar
Bs.As., agosto de 2016

Nuestro blog viajealasestatuas ofrece, cada semana, bajo la forma de una "visita" virtual, información acerca de diversos monumentos escultóricos (y afines, tales como placas) ubicados en distintos lugares de nuestro país. Intentamos hacerlo de un modo ameno, pero que no excluye el rigor investigativo de los contenidos. De ahí que nuestro blog sea una herramienta útil para guías de turismo, investigadores, docentes y estudiantes, a la par que para el público en general.

En esta tarea de interpretación y comunicación patrimonial que nos hemos trazado, también cabe la denuncia en términos civilizados y democráticos, cuando los monumentos sufren descuido y vandalismo (vean nuestros posts acerca del Herakles Arquero de Bourdelle en Buenos Aires,  y del monumento a Fray Justo Santa María de Oro en Banfield).

Y también cabe, aprovechando la profusa información surgida de las casi siete mil fichas de nuestro archivo de esculturas,  la propuesta fundada de declaratorias de monumentos en el marco de la normativa nacional.

En este último aspecto, queremos informar a nuestros visitantes, que, días pasados, peticionamos ante la Comisión Nacional de Monumentos, Lugares y Bienes Históricos, la inclusión para su declaratoria nacional (dentro de un listado en elaboración), del Águila del Centenario o Águila de la Libertad, o, más simplemente, del Águila del Paseo Pueyrredon en Martínez.

Nos hemos ocupado de este monumento tan caro a la memoria sanisidrense, en el Nº XXVIII, pp.95 a 98 (2014) de la Revista del Instituto del Instituto Histórico Municipal de San Isidro. También le hemos dedicado un post hace unos meses (ver a la derecha de la pantalla). Y hemos emitido en nuestro canal web (YouTube. Experiencia Full HD, a la derecha de la pantalla) un docu-clip en crudo, con imágenes filmadas junto al equipo de Zonda Media.

De modo que este caudal de información rigurosa (que, en principal medida, proviene del archivo y la hemeroteca del Museo. Biblioteca y Archivo Histórico Municipal de San Isidro "Dr. Horacio Beccar Varela"- Quinta Los Ombúes), puesto a disposición de la Comisión Nacional de Monumentos, debería servir como fundamento suficiente para asignar al Águila la categoría legal de Bien de Interés Artístico Nacional o de Bien de Interés Histórico Nacional, a juicio de la citada Comisión.

Deseo agradecer a la directora del citado museo y archivo sanisidrense, Arq. Marcela Fugardo y a todo su equipo, por su colaboración en estas y otras búsquedas biblio-hemerográficas y documentales referidas a monumentos y edificios de San Isidro.

Y espero, dentro de un tiempo, poder extender simétrico agradecimiento a la Comisión Nacional de Monumentos, cuando esta merecida declaratoria se formalice a través de un decreto del P.E.N. Mientras tanto, sostenemos nuestra esperanza de que así sea…

Quiero que recuerden que el Águila emplazada en Martínez es una obra del escultor argentino Emilio Andina y que formó parte del programa conmemorativo del Centenario de Mayo en San Isidro, que se adhería de este modo a los festejos nacionales. Curiosamente, este monumento acaso modesto en comparación con otros levantados en la Capital, fue uno de los pocos que pudieron inaugurarse, casi, en tiempo y forma en aquel año celebratorio: si bien no llegó a inaugurarse en mayo, como estaba previsto, al menos la ceremonia ocurrió en julio de 1910.




Foto OADM 2013


Dos frases finales dirigidas a las autoridades municipales:

La primera, para reclamar, respetuosamente, una urgente tarea de restauración de la pieza que exhibe los deterioros propios de la intemperie y la falta de mantenimiento. Recuérdese que se trata de una escultura de cemento con armazones de fierro, lo cual reclama una conservación específica.  La obra, su autor y la memoria del pueblo de San Isidro no merecen este descuido de un bien patrimonial de semejante densidad identitaria.

La segunda es invitar, con amigable cordialidad, a esas mismas autoridades, a una reflexión acerca de la clausura actual del paseo público y espacio verde donde la obra se emplaza. Una verja, sistemáticamente cerrada, separa el bien patrimonial y su hermoso sitio, de los visitantes, e impide una mayor proximidad. Hubo un tiempo (y muchos sanisidrenses y forasteros lo recordamos y lo añoramos) en que aquel paseo barranquero estaba abierto para el acceso de público. ¿No debería volver a abrirse, para goce de los visitantes?




Foto OADM 2013



Foto OADM 2013






ACLARACIÓN DE ERROR EN NOTA "SAN MARTÍN MONUMENTAL"


Señor Director:

Con relación a la nota de la referencia publicada el 17 de agosto, deseo aclarar que, contrariamente a lo que expresa el Coronel González y que se suele repetir como tradición hagiográfica, el monumento al Gral. San Martín emplazado en Boulogne-Sur-Mer fue alcanzado por los bombardeos aliados (la ciudad estaba en poder del ejército alemán). El cónsul argentino Curatella Manes visitó el sitio e informó de los daños a la Comisión Nacional de Monumentos (que presidía Ricardo Levene), en cuyo archivo se conserva este documento.

Por otra parte, el apellido del escultor que realizó el primer monumento al Libertador es "Daumas" y no "Doumas".

Saludo a Ud. atentamente,

Dr. Oscar Andrés De Masi
Ex vocal secretario de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos


HISTORIAS SEPULCRALES DE LOS VIRREYES DE BUENOS AIRES: EL FUNERAL DE DON BRUNO MAURICIO DE ZABALA (QUE NO ERA VIRREY, PERO SI GOBERNADOR)


Detalle del monumento a don Bruno Mauricio de Zabala en Montevideo


Por Oscar Andrés De Masi
Para http://viajealasestatuas.blogspot.com.ar
Agosto de 2016

Continuamos con la serie de posts alusivos a la funeralia y a los sitios de enterramiento de los virreyes del Río de la Plata (ya hablamos antes de don Pedro de Ceballos y del "Virrey Hormiga"…podés buscarlos haciendo click a la derecha de la pantalla). Toca el turno, hoy,  a un magistrado que no fue virrey, pero que se desempeñó como Gobernador, antes de la creación del Virreinato. Y a quien se debe la fundación de la ciudad de Montevideo, desalojando a los portugueses ( en la apacible y montevideana "Plaza Zabala", existe un hermoso monumento ecuestre, obra del español Lorenzo Coullant Valera).

De Zabala se contaban hazañas en la guerra y aciertos de gobierno en la paz. Había perdido un brazo en el sitio de Lérida y en su reemplazo se hizo fabricar otro, con su mano de plata, que llevaba colgado al cuello como un blasón honorífico. El rey Felipe Vº lo recompensó con el nombramiento de Gobernador y Capitán General del Río de la Plata, magistratura que desempeñó  entre 1716 y 1735. Cuando iba a asumir la Capitanía General de Chile, en 1736, a los 54 años, murió. Y aquí comienza el relato de nuestro post.

La muerte sorprendió a don Bruno Mauricio cuando regresaba de Asunción y ello motivó que se le diese entierro en la costa, antes de que la comitiva llegase a Santa Fe. Era impensable trasladar hasta Buenos Aires, en el mes de febrero, un cadáver no embalsamado. Pero, debió indicarse con una marca o señal bien visible el sitio de la sepultura provisoria, porque el gobernador don Miguel de Salcedo lo hizo exhumar y traer a Buenos Aires, más de un año después. Ignoro bajo qué recaudos tanatológicos.

Las exequias se cumplieron el 10 de julio de 1737 y se revistieron de gran pompa. Al parecer hubo una enorme concurrencia de magistrados, cuerpos militares, clero y pueblo. Y se lo enterró en la iglesia catedral, presumiblemente en su panteón subterráneo. ¿En qué sitio exactamente? No lo sabemos.

En 1937, cuando Rómulo Zabala y Enrique de Gandía publicaron su Historia de la ciudad de Buenos Aires encomendada por la Municipalidad, afirmaron que el punto exacto "ha podido identificarse perfectamente" (sic)**

Sin embargo, cuando allá por 1939 o 1940, Ricardo Levene (que presidía la Comisión Nacional de Monumentos) encomendó a Enrique Udaondo (tan versado en antigüedades coloniales porteñas) que ubicara en la cripta catedralicia los restos de obispos y clérigos famosos, también se intentó ubicar el sepulcro y la lápida blasonada de Zabala…pero, contra la afirmación de Zabala-de Gandía,  la pesquisa no tuvo éxito, pese a las facilidades que brindó el cardenal Copello para la búsqueda.  Una vez más, era más riguroso Udaondo que muchos de sus colegas.


**Nota:
Según mi fichero de "antigüedades coloniales porteñas", puedes leer este episodio funerario en Rómulo Zabala y Enrique de Gandía: Historia de la ciudad de Buenos Aires, Tomo IIº, Bs.As. 1937, p.102
Para la búsqueda de los restos de Zabala, puedes consultar mis obras Algunos rasgos de la actuación de don Enrique Udaondo (2012), pp.42-43; y Sepulcros Históricos Nacionales (2012).



Monumento a don Bruno Mauricio de Zabala en Montevideo



viernes, 5 de agosto de 2016

LA CASA CURUTCHET, PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD. SUMANDO RECONOCIMIENTOS A UN LOGRO ARGENTINO



Desde que publicamos nuestros anteriores posts relativos a este tema, y subimos al canal de YouTube (Experiencia Full HD) un docu-clip que filmamos  en la Casa Curutchet en el año 2014, hemos recibido numerosos mensajes, todos ellos muy ponderativos, tanto del monumento (mucha gente se sorprendió porque no la conocía), como del video (el mérito es su brevedad), como del rescate de los nombres de los gestores iniciales de este logro argentino.

En este último aspecto, me ha llamado la atención que, salvo una nota publicada por el CICOP (y que preparó mi amigo Juan Martín Repetto), no he leído, en general, al menos en el remolino de los medios principales de prensa, ninguna mención de parte de las actuales autoridades nacionales , de los nombres de quienes comenzaron el largo y arduo trabajo que redundó en la declaratoria UNESCO. Como decía aquella canción de Virus: un remolino mezcla los versos (de los "verseros" que se apropian de méritos ajenos) y la ausencia (de los gestores originales de este logro)… Pareciera como si estas cosas ocurrieran por arte de magia, o como si fueran la obra reciente de los funcionarios recién llegados…. ¡Qué fácil resulta en nuestro medio suprimir memorias y cabalgar sobre montura ajena! ¡Qué lejos estamos de aquella figura noble de la memoria agradecida que bellamente describió Cesare Ripa en su célebre Iconología!

Mi distinguida colega patrimonialista y amiga, la arquitecta Gladys Perez Ferrando, (quien participó en la sesión de Estambul y recordó a Alberto de Paula), me envió un oportuno reminder, respecto de otro protagonista inicial de este iter que ha recorrido el monumento corbusierano, anterior a la llegada al directorio de la Comisión Nacional de Monumentos, tanto mía como de Alberto de Paula y de Juan Martín Repetto.

Me estoy refiriendo a otro estimado amigo y colega patrimonialista, el arquitecto Jorge Tartarini, con quien compartimos la mesa directiva de la Comisión durante varios años… y también las mesas de varios cafés, los días miércoles, en La Plata (donde los temas dominantes eran el patrimonio… y el cine de terror y sci-fi…).

En efecto, fue Jorge, con  fervor platense y con laboriosidad silenciosa (a la cual él suele inclinarse, por hábito) quien, como delegado de la Comisión Nacional, reunió la documentación necesaria y desarrolló las valoraciones técnicas que permitieron el dictado del decreto P.E.N nº 2335/ 87 que declaró, a la Casa Curutchet, Monumento Histórico Nacional.

Y como la nobleza nos obliga, y más todavía nos obliga la amistad, dejo salvada, pues, la omisión accidental de su nombre, con estas lineas que reconocen su valioso aporte.

También quiero destacar a las licenciadas Juliana Burton y Florencia Noya, quienes tanto trabajaron en este trámite, desde la CONAPLU.


Nota: Si algún lector o lectora de nuestro blog recuerda a algún otro protagonista temprano de esta gestión,  que de momento hayamos olvidado, le ruego lo haga conocer a través de la sección  "comentarios", al final de este texto. ¡Gracias!